Yuli es psicóloga, es mi amiga. Nos conocimos durante las prácticas de la universidad en un momento de esos donde apenas sentía poder con lo que me sucedía. En una oficina, con mi boca llena del almuerzo solo sentí no aguantar más y lloré mientras le contaba todo lo que me dolía, las lagrimas apenas me dejaban ver y cuando terminé de hablar caí en cuenta de que todo estaba muy callado, abrí los ojos y del otro lado de la mesa estaba ella llorando.
Este texto estaba pensado para ser una frase con lo que alguien me quisiera contar, y terminó siendo una conversación corta nacida de un chiste que hice sobre que lo rara que ella estaba cuando me mostró su casa un día. Entonces, ella me contó cuáles eran sus circunstancias luego de muchos años de conocernos y lo agobiada que había estado por esos días limpiando su casa durante muchas horas.
Así que yo solo hice preguntas y ella respondió a todo.

¿Cómo la obsesión por la limpieza ha afectado tu vida?
La obsesión con la limpieza ha afectado mi vida para bien y para mal. Bueno, para bien es que me gusta sentirme limpia y ver todo limpio y agradable. Pero el costo son muchos asuntos. Es el tiempo, es el desgaste emocional que eso requiere también. Y cuando uno está, digamos, en ese estado ansioso, se siente muy angustiante y desesperado.
¿Tu pareja lo entiende, él sabe?
Sí, sí lo sabe. Y digamos que es un cómplice con ese síntoma. Me alcahuetea en ese sentido. Por ejemplo, que él se vaya a la casa y dejar los zapatos en la entrada de la puerta. Y luego seguir y cambiarse.
Pero por ejemplo, con mi familia no ha sido tan chévere. Con él todo tranquilo. Pero por ejemplo, si vienen mis papás, no es tan bacano. ¿Por qué? Porque ellos se cuestionan eso: o sea, ¿por qué me tengo que quitar los zapatos? ¿O por qué me tengo que cambiar? O mis hermanitas también me ponen en un estado de angustia porque me desesperan, ¿cierto? «No, yo no me quiero cambiar». «No, ahorita, no», «yo no me quiero bañar. ¿Por qué?». O entraron y se les olvidó y pasaron por toda la casa y luego coger y limpiar.
¿Limpias después de que se va la gente de tu casa?
Claro, parte de mi terapia es atender pacientes en mi casa. Y entonces, salen y yo ahí mismo con el trapito, el mueble, a trapear. O sea que eso no me ha favorecido, pues es en mucho. Pero sí, por lo menos, esa angustia de saber que otra persona externa llegara a mi casa, para mí era un poco incómodo y ahora ya lo tolero.
¿De cómodo a tolerarlo…?
Después (de mucho tiempo lo toleró), por muchas de mis amistades y las personas que son muy cercanas a mí, amigas, no te ha tocado.
Porque ya no me hiciste quitar los zapatos
No, porque pues ya he hecho un trabajo bueno y constante con el atender pacientes en mi casa… Disque un trabajo muy bueno, pero cuando salen, ¡Pff!… (En ese momento ella hace gestos de limpieza con sus manos).
¿Para sacar las malas energías?
No, no, no es eso. Yo de una empiezo a pensar. Pues, todo lo que hay en la calle que uno no sabe, pues. Yo me fijo muy bien cuando camino, entonces, casi siempre me encuentro plata. Afortunada.